FINAL EUROCOPA PORTUGAL 2004
Grecia sorprende al mundo y se proclama campeona de la EURO 2004.
Pocos pensaban que Grecia tenía alguna opción real de ganar esta Eurocopa, ni siquiera de pasar la fase de grupos. Al mando Otto Rehhagel, y encomandando el ejército de guerreros el dios Charisteas acompañado de sus incansables y guerreros compañeros dieron una lección al mundo entero de que si se quiere y se trabaja, se puede.
Al otro lado la anfitriona, Portugal. Cristiano Ronaldo, Figo, Deco, una inmensidad de buenos jugadores que nada pudieron hacer ante el combinado heleno.
El comienzo del duelo fue lo normal. Portugal tenía su ‘roteiro’ y Grecia esperaba atrás, en formación, aunque sin olvidarse de alguna sorpresa al contragolpe con Vryzas o Charisteas. Los de Scolari, que generalmente triunfaron cuando abrieron su juego a las bandas, se quedaron en esta oportunidad con una mala actuación de sus estrellas Figo y Cristiano Ronaldo. Por eso sólo el lateral derecho, Miguel, con mucho recorrido, llevó peligro ante Nikopolidis.
En la recta final del primer tiempo, los griegos, al ver que Portugal no cruzaba la frontera psicológica de marcar un gol, se rearmaron y hasta la tocaron con criterio en zona del medio para llegar hasta Ricardo. Igualdad, por tanto, en una final abierta. Todo estaba a favor de Portugal, incluidas algunas decisiones del colegiado Merk, aunque los griegos resistían. Un pero. Miguel no siguió por una contusión en las costillas. Entró Paulo Ferreira, el lateral derecho más caro de la historia (20 millones de euros del Chelsea al Oporto).
En el minuto 57 rápido cambio de actores, pero similar gol de Grecia. Los griegos, construidos por Rehhagel para defender y destrozar también a balón parado, aprovecharon otra vez algo que en fútbol cada vez se ve menos. Usan el marcaje al hombre y sacan partido de los saques de esquina, como los ingleses antaño. Ante los checos fueron Tsartas y Dellas, frente a los lusos: Basinas y Charisteas.
El gol terminó por romper el juego luso, por desquiciar al estadio de La Luz, iluminado sólo por el juego de Grecia. Todo fiado a la técnica, a costa del equilibrio, Portugal trató de empatar con 'jogo bonito'. Salió Rui Costa, héroe frente a Rusia e Inglaterra, aunque todo resultó inútil. Grecia apretó los dientes, se encerró entre escudos y triunfó en una sorpresa que sólo encuentra algo similar en la historia en la Dinamarca del 92.